Bajo el lema «Patrimonio para nuestras generaciones», se celebró en todo el mundo el “Día Internacional de los Monumentos”. Adhiriendo a esa celebración el Museo de nuestra ciudad realizó una visita guiada por los monumentos de nuestra plaza y luego se ofreció una charla sobre la temática, en el auditorio del Museo.
Participaron alumnos del Colegio Nacional, del Instituto de Formación Docente y público en general.
La visita estuvo coordinada por la guía del Museo, Romina Virgilli, y Marcelo Pereyra por el área de historia. La charla en el auditorio estuvo a cargo de la Directora del Museo, Claudia Calcedo, quien disertó sobre los diversos tipos de monumentos que existen, sus características y conservación.
Nuestra plaza, cuyo lugar fue elegido por Mariano Acosta en 1863, fue diseñada por Eduardo Holmberg en 1872. Su hermoso diseño, con palmeras, canteros sobreelevados, caminos de flores y acacias, bancos y un enrejado que la rodeaba, no contaba en principio con ningún monumento.
Sabemos que hacía 1900 había una fuente de agua en su centro, pero desconocemos sus características artísticas.
En 1923, el gobierno radical instaló en el centro un Kiosco, en el cual se juntaban los amigos, las parejas de novios y las familias en sus tradicionales paseos dominicales. La banda de música también lo utilizaba para animar el paseo en las tardes de verano.
Llegado el gobierno conservador de la década del treinta, consideró que ese kiosco era un adefesio, y en esa actitud destructiva que suelen tener los gobiernos de turno respecto a sus predecesores, lo demolieron.
En su lugar emplazaron el Monumento a la Bandera, estructura de líneas rectas, hecha en sólido granito y con representaciones de la Patria en bronce. A su inauguración asistió el Gobernador Fresco y puede decirse que el mástil es una fiel expresión del pensamiento de la época.
Frente al mástil, en lugar destacado se emplaza el monumento a quien fuera el líder del radicalismo saladillense en la primera mitad del siglo XX, el doctor Francisco Emparanza. Este monumento fue en su momento motivo de disputas entre radicales y peronistas, habiendo desaparecido el busto en una noche de invierno y encontrado tres meses después en el arroyo Saladillo.
En la esquina de Moreno y Rivadavia se encontraba también el monumento a Eva Perón, el que fue derribado y ultrajado de forma indecible, al producirse la “Revolución Libertadora” de 1955.
El retorno a la democracia en 1983 a dado lugar a nuevos monumentos en nuestra plaza: Perón y Evita ocupan nuevamente su lugar y se suman el gobernador saladillense, Alejandro Armendáriz, y el ex presidente Raúl Alfonsín.
Otros varios monumentos adornan nuestro principal paseo público, pero con este recorte que hemos hecho queremos graficar la historia de las intolerancias manifestadas a través de nuestros monumentos y la apuesta a la convivencia democrática también expresada en ellos.
La conservación de los monumentos consiste en no permitir que las “grietas” del tiempo los destruya, al fin y al cabo una buena analogía para nuestra sociedad.
Agradezco la información. Sobre todo de esa plaza donde pasábamos la infancia y nuestra adolescencia